Un horno que cocina demasiado rápido
PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN POR LA DEMORA. Pero mi vida es
demasiado complicada.
¿Tengo que decirte que la carne se quemó?
“¿Quién te manda a jugar a la cocinera?”, pensarás tú.
Pues te diré quién… Pero a su debido tiempo. Y es que necesito apegarme a la
hora para no enredarme más de lo que ya estoy.
Bueno, nos habíamos quedado en mi oficina a las 10:45, con
Mariano y los demás idiotas mirándome con la burla pintada en la cara.
¡Estúpidos! Y es que para macho posmo el mío resultó bastante cavernícola:
“Supe que me estuviste buscando” me dijo de forma que todo el resto escuchara.
¿No es increíble que a las mujeres sólo nos interese
lucirnos delante de los hombres, aun cuando las otras nos odien por eso, mientras
que ellos sólo buscan la aprobación de sus congéneres? ¿Lo notaste? Tú que lo
sabes todo, ¿tienes idea de por qué son así?
La verdad es que con tanto idiota mirándome de reojo sentí
la tentación de decirle “Sí. Te busqué para pasarte el nombre de esa crema para
las hemorroides que tanto necesitas”. Pero no. Como buena mujer intenté cubrir
su torpeza, (¿por qué hacemos eso?) Así que puse cara de melosa, y comencé a
hablar lo más bajo que pude. Y más susurraba yo, mayor era el silencio en la
oficina. Sí, como por arte de magia los chats se acallaron y el teléfono dejó
de sonar. Ni siquiera se escuchaba el láser de la impresora. ¡Y después
dicen que las chismosas somos nosotras!
Claro que yo, siempre sistematizando mi vida, ya había
pensado una salida elegante para la entrada bochornosa que había hecho en la
oficina del macho posmo.
“Nada”, le dije como se usa ahora, para así sonar yo
también un poco posmo (¿por qué la gente tiene que empezar una frase anunciando
que lo que va a decir carece de importancia? ¿No sería más fácil dejar que el
otro se diera cuenta solito? ¿O es que excusarnos de nuestra tontería nos
vuelve menos tontos?)
“Nada”, repetí por las dudas, “es que como dijimos que
estaría bueno volver a vernos, y yo últimamente estoy muy ocupada…”
Y ahí, como si fuera un televisor cuando comienza la tanda
publicitaria, de repente elevé drásticamente el volumen sin que nada pudiera
anticiparlo.
“…no quería que te hicieras ilusiones. Por eso fui a tu
oficina”, concluí casi a los gritos. Y luego, mirándolo con lástima, agregué,
(en el lenguaje más posmo que se me ocurrió): “Odio dejar a la gente “pagando”.
Y entonces, como por arte de magia, todo regresó a la
normalidad. Mi jefe retomó su chat y los muchachos volvieron a interesarse en
el resultado del partido del domingo.
¿No es curioso? De haber sido ésta una oficina de mujeres,
y yo la víctima del desplante, el silencio, lejos de disiparse, se hubiera
hecho lo suficientemente intenso como para escuchar el ruido de mi corazón al
hacerse añicos. Pero ellos no. Ellos se solidarizaron con el caído. Los varones
siempre tienen conciencia de gremio.
La verdad es que ahora MP me miraba con “cara de perrito
abandonado en video de youtube”. ¡Súper tierno, pobrecito! Y con esa trompita
encantadora y una mirada lánguida me dijo que era una verdadera lástima que yo
no pudiera salir, porque hacía rato que él no la pasaba tan bien con alguien.
Que siempre le había parecido hermosa (¡!), pero que ahora también le
fascinaban mi inteligencia y mi encanto, (como se dice en mi pueblo: ¡chupate
esa mandarina!)
Y más hablaba él, más pensaba yo en Vanina. A fin de
cuentas siempre supe que a pesar de no ser rubia, alta ni flaca, yo también
tengo lo mío.
Cuestión que cuando iba en el metro camino a casa todavía
no entendía cómo era que después de todos mis buenos propósitos, al final había
quedado con Mariano en salir este viernes after office. Y más pensaba en eso,
más me preguntaba por qué, si tan interesado en mí estaba, ni siquiera se había
tomado la molestia de avisarme de su partida. ¿Acaso no andaba el elevador, y
la escalera del edificio estaba colapsada, que le fue imposible sortear los
pisos que nos separan?
“¡Qué embrollones son los hombres!”, pensaba yo.
Hasta que llegué a casa.
¡Qué horror!
¡Me quiero morir!
¿Podrás creer que la idiota de Vanina ya está instalada en
MI casa? ¡¿Y la furia de Guille dónde quedó?!
¿Ahora entiendes por qué me quejo de él? Es evidente que
mi novio no tiene carácter.
Igual ella se está portando la mar de decente. Se instaló
en el cuartito del fondo y sólo asomó la cabeza para ofrecerse a cocinar. Y si
yo puse cara de sorpresa al escucharla, más la puso mi novio. Tal parece que
Vanina no solía ser mejor cocinera que yo, pero ahora, quizás por pura
necesidad, está muy cambiada. Igual, como te imaginarás, ni loca la dejaba
lucirse, (¡que tampoco soy tan tonta!)
Y entonces dije que me iba a ocupar yo de la cena.
¡Tendrías que haberle visto la cara a Guille!
Lástima que ese horno calienta demasiado rápido. Porque el
bife hubiera quedado muy rico.
Al final pedimos comida china. Llamó Vanina, pagó Guille,
y el orgullo me lo tragué yo.
¡Qué horror! ¿Y ahora qué se supone? ¿Qué el viernes tengo
que dejar solo a mi actual con su ex para poder explorar mi futuro? ¿Qué será
mejor que haga? ¿Pausar lo de Mariano? ¿O salir igual, y que el destino me
sorprenda?
¡Qué lío! Como ves sigo sistemáticamente desesperada.
Espero tu respuesta
Besitos
Yo
1 comentario:
Mmmm me parece que de tantos bolonqui no estas enfocándose bien. Que es lo que más te desespera? Que este Vanina en tu casa? Y tenga algun acercamiwnto del 3 tipo con Guille? O que salgas con Mariano y el acercamiento lo tengas vos mientras no le dijiste nada a Guille que estará con Vanina que no sabe la existencia de Mariano? Tenes que ir poniéndote metas no podes encarar todo de una.
Para empezar porque esta Vanina en tu casa? Guille no te dio ninguna explicación? Muy raro eso. Tenes que hacerte valer! Pone te los pantalones ?)
Y con respecto a Mariano. Pone le los puntos no puede desaparecer de un día para el otro y después decirte todo eso (me mato es un tierno ) y como si nada.
Ese es mi consejo.
Y si los hombres son más chusmas que la vieja obsesiva del peor conventillo.
Animo! Adelante.
Pd: no te demores tanto que me quedo con la intriga
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