lunes, 17 de agosto de 2015

El sweater de mi vida


 

El sweater de mi vida


Querida Repara corazones:

Con treinta y un años cumplidos, la verdad es que me siento un poco ridícula escribiéndole a una consejera sentimental. Pero soy una chica de provincia viviendo en una ciudad gigantesca y loca como Buenos Aires, y la familia y los amigos quedaron muy atrás. 
Necesito hablar con alguien porque de lo contrario voy a enloquecer.
Sé que otros recurren a los compañeros de trabajo, pero como soy licenciada en sistemas vivo rodeada de hombres. Y todo bien con los chicos, unos dulces. A ellos puedo recurrir para saber si la ropa que me compré me queda, o si algo es muy provocativo.  Y no porque les pida opinión, sino por las miraditas que me echan cuando paso con una falda nueva, o las risitas cómplices si el jean que estoy estrenando me marca demasiado el culo. Puede decirse que de tanto estar con hombres ya sé leer sus intenciones con sólo escucharlos hablar de fútbol. Pero cuando se trata de sentimientos… Es como que esa materia ningún varón  la aprueba ni siquiera raspando. Y yo estoy desesperada.
Sé que otras te escriben para contarte lo mal que les va en la vida. Que no tienen novio, o que el tipo que tienen al lado se acuesta con todas. Pues a mí no me pasa nada de eso. Hace cinco años que vivo con un dulce. Es re bueno, se ocupa de mí…
Ahora me siento un poco culpable por escribirte.
¡Pero de verdad estoy desesperada!
Bueno, para que entiendas lo que me pasa primero tengo que explicarte un poco cómo soy yo. Yo soy… Bueno, es cuestión de oficio. A mí me pagan para que encuentre la mejor forma de obtener un resultado. Vivo preguntándome si no hay una manera más eficiente de hacer las cosas. Soy un poco perfeccionista, y no me conformo con nada a medias… A ver, ¿cómo te explico?... Por ejemplo, suponte que me regalan un sweater. Es hermoso y me queda divino. Me miro una y otra vez al espejo, y me encanta. ¿Qué harías tú si, en vez de esos obsequios horribles que sólo te pones para mostrar que el regalo te gusta, llegara a tus manos el mejor sweater de tu vida? ¿Te lo quedas?... Pues yo no. Yo no soy así. Yo pienso: “si esta maravilla estaba oculta en una tienda… ¿cómo sé que esa tienda no esconde aún algo más maravilloso?”. Y ahí corro yo a cambiar el mejor regalo que me dieron en la vida. Es cierto que generalmente regreso con lo mismo que llevé. Pero necesito ir y chequear con mis propios ojos que no me estoy perdiendo de nada. 
¿Seré sólo yo, o a alguien más le ocurrirá lo mismo?
Para definir mi manía mi novio dice que soy una rompe pelotas.
Y ahí está el problema. En mi novio.
Y no es que no sea un dulce… Demasiado dulce, tirando a empalagoso. Digamos que mi problema puede resumirse en “cinco años chupando el mismo caramelo”. Y todo bien con Guille… Pero siento que a esta altura del partido lo tengo más caladito que a una sandía. De repente sus defectos, que antes hasta simpáticos me parecían, ahora me caen gordos.
 ¡Ja! Ahora que digo eso me doy cuenta que igual ocurre con su cuerpo. Guille es súper atlético, y eso siempre me gustó de él. Sus músculos tensos, un culo firme… Pero ahora se le ha dado por hacerla de chef. Bien por él, porque decididamente la cocina no es lo mío. Pero ya me tiene harta mirando “El gourmet” por la tele, y sobre todo, ya no soporto tener que limpiar sus inventos de la mesada. No soy sucia pero no me gusta limpiar. Y como él cocina, pretende que yo me haga cargo del millón de platos y cacerolas que deja atrás. Por cierto: no soy experta, pero creo que cuando dice que la salsa toma mejor gusto cuando se pega al fondo, me está “caminando” para tapar su impericia.
Perdón, me fui de tema. Es que ayer peleamos porque dejé la cocina sucia, él se levantó en medio de la noche a buscar agua y…   Bueno, a mí tampoco me gustaría tener que limpiar una cucaracha de mi pie a las tres de la mañana. (Guille es muy sensible con el tema de las cucarachas. ¡Se ve que nunca vivió en el campo!)
Vuelvo, porque esta carta ya se está haciendo larga. 
Guille es divino. Pero aburrido, previsible y un tanto empalagoso. Yo estoy muy cómoda a su lado. Incluso el sexo está  muy bueno, pero… ¿seguro que no hay nada mejor en la tienda? Todo el tiempo me pregunto lo mismo. Por más feliz que sea con él, ¿no podré ser aún más feliz con otro?
Siempre intenté alejar esas ideas de mi mente. Pero ahora a Guille se le puso en la cabeza que tenemos que casarnos. ¡Casarnos! ¿Puede ser que justo a mí me toque el último tipo romántico del planeta? Él dice que de verdad está enamorado y no ve el motivo para esperar. Pero yo creo que todo es culpa de Mica. ¿Quién es Mica? Su novia anterior. Nunca la conocí, pero existe la fábula de que  la chica era un camión con acoplado. De esas rubias estúpidas que todos se dan vuelta para ver. Y parece que él estaba muy enamorado. (¿Por qué hay tipos que siempre piensan que están muy enamorados?) Bueno, cuestión que la tal Mica lo dejó. Así, sin más. Se encontró otro y lo dejó.  Y se ve que él se quedó traumatizado o algo así, porque ahora no hace más que darme lata con eso del matrimonio. ¡Qué tipo inseguro!
Y más insiste Guille con eso, más me pregunto si no habrá algo mejor en la tienda.
Soy muy joven para compromisos.
Bah, sé lo que diría mi madre al respecto. En los pueblos como el mío los treinta años son la barrera cruel que separa a una jovencita de una solterona. Mis compañeras de liceo están todas casadas y con hijos grandes. Pero aquí en  la ciudad la vida es otra cosa. La gente se casa a los cuarenta. A mi edad se viaja, se disfruta…
Sí, tengo que confesar que la otra vez, en una reunión de trabajo, me avergoncé por ser la única que aún no conocía el sudeste asiático. Todos hablaban maravillas de Tailandia o Vietnam. Y yo me moría de vergüenza sólo con pensar que el  último verano  me la había pasado en Mar del Plata, tirada al sol como un lagarto, quejándome de lo gorda que estaba mientras comía medialunas (bah, croissants)  como si no hubiera un mañana.
¿Hice tanto esfuerzo por reinventarme, por escapar de mi destino de provinciana, sólo para terminar igual que mi madre?
Sé que Guille es divino. Que en la cama está muy bien. Que desde que cocina duermo mejor todas las noches, pero…
¿El haber encontrado al hombre perfecto es motivo suficiente  para encadenarse de por vida?
¿Y si en la tienda hay algo mejor?
¿No soy demasiado joven para sepultarme en el matrimonio?
Como ves estoy desesperada. Guille ya habla de casamiento hasta en la cama. Y ayer vi que había marcado una publicidad de anillos. ¿Será tan cursi como para hacer una propuesta formal? ¿Quién hace eso hoy en día? Y si la hace, ¿qué le digo?
Espero tu respuesta. 

Un beso.


Sistemáticamente desesperada.


4 comentarios:

khim dijo...

¡A mi me pasa igual! y casi siempre me voy de la tienda sin nada.
Tal ves ese novio tuyo no es el tipo de tu vida pero cuidado no sea que te vayas de la tienda sin nada. (no me parece un destino muy bueno encontrarse un día que estas vieja y, peor, sola).

notengo_210 dijo...

Hijole! Dejame decirte que te entiendo, yo tambien trabajo rodeada de hombres... Y si alguna vez alguna muchacha se le ocurrió pensar en qué dicen o piensan los hombres al verla pasar? ... Bueno, no es en matrimonio justamente. Es que los hombres son así prácticos, básicos y sin idea clara de como acodar sus sentimientos, para ellos pasión es una final river vs boca...
Por eso cuando leí que Guille te cocina, dice estar "muy enamorado" y se quiere casar, dije madre mía! Es demasiado perfecto para alguien tan perfeccionista como vos no?. Lo que mata mi querida es la costumbre, la rutina y el aburrimiento, eso es lo peor. A tu vida le esta faltando emoción! Pensalo si no no estarías con la idea de llevar tu sweater preferido a la tienda. Te enfocas mucho en lo que te molesta, pensa en lo que te gustaría! Ponete las pilas... No querrás llegar a tu casa un día de estos y encontrar un camino de rosas y velitas encendidas y al final a Guille rodilla incada pidiendote matrimonio con mariachis, tu familia y la gente del pueblo... Qué horror! Ja!
Pd: Conozco unos cebitos para las cucarachas, muy bueno. Después te paso el dato.
PAO

iarly dijo...

Vamos a empezar por el principio: la edad no tiene nada que ver con esto. Todas las personas, tengan la edad que tengan, llegan a momentos en sus vidas en que necesitan que alguien las escuche, alguien sensible pero objetivo, generalmente un familiar o amigo. Lo que me lleva al segundo problema por orden de presentación: "la familia y los amigos quedaron atrás". En resumen, no tienes amigos. Esa es una muy, muy mala señal.
Bien, compañeros de trabajo sí, todos varones, eso no es necesariamente malo; pero para ti no son más que eso ni quieres que sean más que eso si ya los tienes encasillados en el cliché de que los hombres no entienden nada de los sentimientos. Como si eso fuera así en el cien por ciento de los casos. Como si nosotras las mujeres fuéramos la autoridad en la materia. Si eso fuera cierto, todos los psicoanalistas del mundo irían a la quiebra.
Entonces, llegamos a la analogía del suéter. Una persona capaz de cambiar un regalo (por muy horrible que sea) es una persona muy centrada en sí misma. Veamos, en ningún momento hay mención de quien te lo regala, o de cuan difícil puede haber sido conseguirlo, o de los sentimientos de la persona que te lo das. El enfoque completo esta en lo que el "suéter" te hace sentir, en lo que le falta o podría (tal vez, quizás, hipotéticamente) faltarle para ser perfecto. Mala analogía. ¿Acaso todo lo que compras es porque te vuelve absolutamente loca? Eso es afortunada, poder siempre encontrar cosas así. O no. Es todo o nada, versión extremista, no? ¿O me pongo algo que absolutamente adoro o voy desnuda, no? Buena suerte con eso. Lo malo es que una persona no se puede comparar con un suéter.
Y llegamos al punto álgido de la cuestión: Guille el dulce.
Por toda la descripción, el hombre suena totalmente perfecto: cocina, esta bueno y te adora. ¿Qué más quieres, eh? ¿De verdad crees que vas a encontrar algo mejor? Bien, podría ser. Pero eso de seguir buscando en la tienda no es más que una excusa para ocultar lo que realmente está pasando. A saber, que no estás enamorada de este tipo. Tan simple como eso. Para alguna gente supuestamente funciona casarse sin estar enamorados, pero para la mayoría no es así. Incluso mucha gente acaba en malas relaciones a pesar del amor. A riesgo de sonar como una novela sentimental, yo no me casaría con nadie de quien no estuviera enamorada. Pero tu caso es peor. Este Guille ni siquiera te interesa. Lo que él pueda sentir no te preocupa. No está en tu mente, a no ser para criticarlo.

Continuara...

iarly dijo...

Resumiendo:

¿Has notado como todo tu problema en realidad gira en torno a ti misma? No tienes amigos. Eres perfeccionista. Tu leve mención de culpabilidad no nace de la perspectiva de herir a otra persona, si no del hecho de que crees que no deberías sentirte como te sientes y eso te fastidia. Estás muy joven para el compromiso o para "sepultarte" en el matrimonio (me parece que la palabra usada es bien elocuente). ¡¡¡¡No conoces el sudeste asiático!!!! ¿¿¿Qué diablos tiene que ver eso con nada??? Eres una mujer súper egoísta y centrada en ti misma, eso es lo que eres. En ningún momento has mencionado que te preocupe lo que pueda sentir tu novio si le dices que no te quieres casar con él. Apenas fastidio porque "¿Por qué hay tipos que siempre piensan que están muy enamorados?". Eres la única persona en el mundo que se quejaría de eso. Probablemente en tu afán de escapar de tu "destino provinciano", has acabado siendo una persona horrible, a la que solo Guille soporta porque, como tú misma dijiste, está traumatizado.
O desesperado, quizás sería una mejor palabra. Y volvemos al cliché de que los hombres no tienen sensibilidad. ¿Crees que el tipo no se da cuenta de que no estás enamorada de él? Y para los hombres, eso ya lo sabemos, que los dejen es como una especie de afrenta a su hombría, por más amables y dulces que sean. Él no quiere volver a fracasar en una relación. Pero eso es normal, ¿no? Nadie quiere volverse a tropezar con la misma piedra. La verdad, tal vez tampoco está enamorado de ti. No conozco muchos tipos que hayan durado cinco años con lo que ellos describen como "una rompe pelotas". ¿Masoquista? Honestamente, creo que necesita ayuda profesional para superar su inseguridad. Y de paso, una chica que lo aprecie por lo que vale, y que no esté pensando todo el tiempo si no hay algo mejor en la tienda. Me parece obvio que esa chica no eres tú.
En cuanto a ti... necesitas dejar de aferrarte a las excusas y echarte una larga mirada por dentro. Pero una honesta y constructiva, que te permita ver todo lo que está mal y querer arreglarlo. Si no te quieres casar, pues no te cases, que no es obligatorio, eh? ¿Quieres viajar, cambiar de aires? ¡Hazlo! Tal vez eso cambie tu perspectiva y te ayude a mejorar como persona. Pero sí deberías dejar de escudarte detrás de lo que tú llamas perfeccionismo y empezar a pensar un poco en los sentimientos de los demás, y en las demás personas en general. Mas que pensar en si no habrá algo mejor en la tienda, tal vez sería saludable que empezaras a pensar si has hecho lo posible (lo correcto) para merecerte lo mejor de la tienda. Piénsalo.