Una “yegua” satisfecha
Querida
Repara corazones:
Después
de “elvirear” a la madre de Vanina, y aún a riesgo de quedar como una verdadera
arpía, me mantuve en mis trece.
La novia
de mi novio tenía que regresar a su categoría de “ex”, aunque eso significara
volver al infierno del que estaba escapando. Porque, estarás de acuerdo
conmigo, no es justo que yo pague por su situación.
Claro que
Guille no parecía demasiado convencido, pero al final se convenció. Mejor
dicho: al principio se convenció. Porque a las tres en punto, cuando Vanina ya
no estaba en la casa, (¿por qué no estaba en la casa, si esperaba ese
llamado?), se comunicó la madre al teléfono de línea.
Atendí
yo. “¿Está Guillermo?, me preguntó. Y por supuesto como soy civilizada le pasé
de inmediato con mi novio. Claro que como no soy estúpida me colgué del
teléfono del cuarto para escuchar.
Es que
todo era súper raro. ¿Por qué pedir por “Guillermo” y no por la hija?
Cuestión
que le hizo una historia larguísima. Le dijo que el “stalker” de Vanina, (te
juro que lo dijo así, en inglés, como si no existiera la palabra acosador),
bueno, que el tipo estaba como loco rondando su piso. Que también la había
amenazado a ella, y que era importantísimo que Vanina continuara refugiada en
nuestra casa al menos por diez días más.
Hasta
ahí, vaya y pase. Casi que incluso yo me conmoví. Pero después de eso empezó a
decir que “Vaninita” estaba muy cambiada. Que ya no era la misma mocosa
consentida que había vivido con él. Que ahora estaba muy arrepentida por
haberlo dejado para irse con otro, (¿?). Y que para Vaninita, Guille había sido
el gran amor de su vida, (¡!)
Pues lo
lamento, pero queda claro que el gran amor de la vida de Guille soy yo, porque
el compró solamente una vez un anillo, y fue para mí. ¡Para mí!
Bueno,
volviendo al teléfono… Guille, siempre tan locuaz, por supuesto no le respondía
nada. De hecho, conociéndolo como lo conozco, estoy segura de que estaba tan
sorprendido como yo. Y más aun considerando lo que me contó después.
Porque cuando cortó con la señora, yo, con mi mejor cara de inocente palomita,
le pregunté qué le había dicho.
Él
pobrecito fue bastante sincero. Contó lo del acoso del stalker, y obvió el que
la vieja le hizo a él. Lo único que mencionó fue que la madre de Vanina debía
estar realmente desesperada, porque mientras que cuando era el novio de la hija
no lo soportaba, ahora parecía amable. Y ahí, repensándolo todo, me di cuenta
de que en verdad la dama había sonado no sólo amable, sino… forzada. Como si
repitiera a disgusto un libreto escrito por otro.
Como sea,
traté de disuadir a Guille acerca de extender el asilo a nuestro huésped, pero
finalmente cedí. No sé si piensas lo mismo, pero creo que me estoy enfrentando
a una rival muy peligrosa, que ya sea por amor o desesperación, está empeñada
en sacarme el novio. No voy a permitir que me deje como una loca histérica y
malvada. Porque estoy segura que, de obligarlo, Guille terminaría aceptando
echarla a la calle. Pero sólo lo haría porque odia toda confrontación. Claro
que como buen ingeniero no tardaría mucho en hacer cuentas, y entender que
había salido perdiendo. Porque, ¡vamos!... Guille puede aspirar a la mujer que
quiera. Es lindo, inteligente, tiene su propio piso, es re re bueno. Jamás dice
una palabra de crítica. Bueno, para ser sincera jamás dice una palabra. La
charla no es lo suyo.
Y a
cambio de tantas virtudes lo único que pide es un poco de paz y algo de sexo.
Bueno, y la casa ordenada, la comida lista y la ropa planchada. Pero en eso es
autosuficiente. O al menos así lo acostumbré. Pero si ahora Vanina va a menear
sus piernas larguísimas mientras limpia, plancha y cocina…
¡Ay,
Repara! Nunca creí que pudiera perder a Guille. Anoche no pegué un ojo
pensando… Bueno, también haciéndole el amor a mi novio, como no lo había hecho
en años. Claro que hubo más de voluntad que de pasión en tanto ardor. Y no
porque Guille no sea buen amante, sino porque yo no podía olvidar la cara de
satisfacción de la yegua cuando le dijimos que podía quedarse. O la de MP… ¿Te
conté lo de MP, no?... ¡No! Bueno, voy a tener que dejarlo para la próxima
porque esos dos están meta reírse en la cocina. Y yo me muero por saber qué es
“tan” gracioso.
Besos
Sistemáticamente desesperada