jueves, 17 de septiembre de 2015

Un macho posmo “post traumático”

 




Un macho posmo “post traumático”


 

Querida Repara Corazones:

Lo del beso de Mariano fue… sólo un beso. Ya nos íbamos y él… No es que yo quisiera besarlo, sino que… Tenía tantas mariposas en el estómago, y él…
No sé. No sé de que la fue eso del beso. Fue casi “un piquito”. O un beso dado con ganas, al que, (¡vaya a saber una por qué!), le saqué la cara. ¿Habrá sido por la culpa?
La verdad es que prefiero olvidar todo el asunto.
En cuanto a lo otro que preguntas, me muero por contarte lo que pasó con la ex de Guille.
La verdad es que no me animé a ir a verla. Así que, envuelta en un gran misterio como si fuera una espía de la CIA, al final me llamó ella. ¡Dos horas estuvimos hablando!
Pero vamos por orden. Sobre todo porque lo que pasó a la mañana es algo que quiero borrar de mi memoria para siempre, así que mejor lo digo así, sin anestesia, y después lo deleteo de mis circuitos para siempre. Sí, porque lo que pasó a la mañana fue un verdadero horror. ¿Y sabes por qué me pasó? Por culpa de mi trabajo. Porque yo tiendo a hacer análisis de sistemas hasta con los sistemas complejos de mi vida. Y así, como el rechazo de MP me estaba obsesionando, decidí tomar el toro por las astas, (eso lo solía decir mi padre), y pasar el papelón de mi vida de una y al contado rabioso. Sí, porque, afrontémoslo, algún día iba a chocar con MP. Y hasta ese día aquella vergüenza en cuotas iba a matarme. Convengamos en que a mí no me gusta el suspenso ni en las películas. Así que esta mañana me vestí como si fuera a una fiesta, me puse tacones altos, pasé dos horas modelando mi cabello, (perdí dos hora, bah), y utilicé todos los trucos que conozco para disimular mi nariz. Quería que al verme el idiota de Mariano se arrepintiera un poco de su indiferencia. Pero lo único que gané fue llamar la atención de todos en la oficina. Y cuando digo todos, es TODOS. Hasta el tipo del elevador me miró el culo con descaro. ¡Y mis compañeros! Se la pasaban tirando cosas al suelo para ver cómo me agachaba. Claro que ellos creían que lo hacían con disimulo, pero… ¡vamos, chicos! ¡Para cuando ustedes fueron, yo ya fui y volví!
Así que con el amor propio un poco más elevado me dirigí directamente a las alturas para enfrentar a mi “macho posmo post traumático”
¿Por qué haré esas cosas? ¿En qué estoy pensando en esos momentos previos a echar mi vida por la borda? La verdad, querida Repara Corazones, que tendría que tener tus consejos inyectados con endovenosa.
Pero no, como estaba solita, y con la presión de no querer quedar como una idiota con Mariano… quedé como una reverenda arrastrada con el resto de la humanidad. Porque cuando subí a aquel cielo estúpido de la gerencia y pedí por Mariano, me ofrecieron en seguida de hablar con alguien más. Y entonces dije la cosa más estúpida que uno puede decir respecto de un compañero laboral. Con todo y voz chillona casi grité: “No, gracias. Es personal”
Por un instante pude sentir cómo el edificio completo hacía silencio ante tamaña confesión. Pero fue sólo un instante, porque después, (¡horror!), llegaron las risitas a mis espaldas. Creerás que exagero, ¡pero no! Todo el mundo se reía. Cualquiera que trabaje en una oficina puede entenderme.
Para cuando me aclararon que Mariano estaba en Córdoba por una auditoría, a más de 500 kilómetros de la Capital, yo ya estaba coloradísima. Y así como mi entrada a esa oficina estuvo acompañada de miradas de deseo y envidia, mi salida sólo produjo lástima. Bueno, burlas y lástima, que en una oficina como la mía son casi imposibles de separar. Tardé un minuto en llegar a mi escritorio, que quedaba a más de 20 pisos de distancia de mi humillación. Pero para cuando lo hice ya todos sabían. Y no, no es mi “persecuta”. Sabían de verdad. ¿Por qué otra cosa me iba a preguntar mi jefe si todavía estaba viviendo con Guille? ¡Un horror! Hasta pensé en cambiar de trabajo y todo.
Respecto a la ex de Guille, ¡no vas a creer lo que me contó!... Pero esto ya se hizo muy largo, y tengo que desfrizar la cena.
¡Besos!

Sistemáticamente desesperada

1 comentario:

Unknown dijo...

Me dejas con la intriga eso no se hace!
Te entiendo querida si no sabré yo de papelones por apresurada... de consuelo puedo decir que con el tiempo una aprende a disimular el color de las mejillas rojas.
No me puedo creer todo lo que paso! Yo te dije que capaz Mariano no estaba evitando te si no que no estaba yendo por razones laborales, aveces este sexto sentido se disfrazan de común. Pero te entiendo una en esas circunstancias no se escucha ni a sí misma si no sólo actúa. Y en tu caso cómo actuar. Pero tranquila querida no bajes la cabeza, cuando este en la oficina camina con estilo y escucha mentalmente una canción de Beyonce y que fluya! La actitud es todo, no te olvides.
Pd: Es extraño que no te haya escrito MP?